El Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico -APEC por sus siglas en inglés- busca profundizar y acelerar la integración económica y comercial de sus Estados miembros, en un contexto de mayor interdependencia global a través de procedimientos aduaneros más rápidos en las fronteras, climas comerciales más favorables detrás de la frontera, y alineando regulaciones y normas en toda la región.
La idea del APEC es perfilada por primera vez por el ex primer ministro de Australia Bob Hawke durante un discurso en Seúl, Corea, el 31 de enero de 1989, al plantear la creación de un foro regional destinado a “desarrollar una capacidad de análisis y consulta sobre temas económicos y sociales”. Diez meses después, 12 economías de Asia-Pacífico se reunieron en Canberra para establecer APEC. Los miembros fundadores fueron Australia, Brunéi Darussalam, Canadá, Indonesia, Japón, Corea, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia y los Estados Unidos.
Sin embargo, ya en Japón -como potencia naciente del lejano Oriente- comenzaron a aparecer en los años sesenta, primero en los círculos académicos y después en los gubernamentales, la idea de crear un marco institucional que permitiera vincular a las dinámicas economías asiáticas en algún tipo de cooperación multinacional. El establecimiento de las relaciones diplomáticas entre EE. UU. y China, la caída del Muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría, el aumento de la interdependencia en las cadenas comerciales de un mundo con rumbo globalizado, favorecieron acuerdos subregionales de liberalización como APEC.
Lo que comenzaría como un foro de análisis intergubernamental, capaz de congregar países desarrollados de la zona Pacífica como Australia con países en desarrollo que experimentaban profundas reformas estructurales como el caso de Vietnam o la naciente potencial comercial China, basado en los ideales de cooperación, sostenibilidad y liberación comercial-arancelaria ha ampliado sus horizontes y alcances agrupando hoy 21 miembros que representan en torno al 60% del PIB global y casi un 50% del comercial mundial.
Para muchos analistas, APEC es un ente sui generis dentro del ecosistema de organismos e instituciones internacionales, por la falta de reglamentos y compromisos fijos a nivel institucional, así como el carácter no-vinculante de sus decisiones, sino basado en el consenso y la promoción de políticas económicas y cooperación técnica. Sin embargo, esta institucionalidad se ha ido desarrollado en las últimas dos décadas; por ejemplo, cuatro comités principales y sus respectivos grupos de trabajo proporcionan recomendaciones políticas estratégicas a los líderes y ministros de la APEC que establecen anualmente la visión de los objetivos e iniciativas generales; además el proceso de APEC cuenta con el apoyo de una secretaría permanente con sede en Singapur.
El año pasado, los líderes APEC firmaron en San Francisco, EE.UU, la llamada “Declaración Golden Gate” centrada en políticas económicas sostenibles e inclusivas, orientadas a abordar los desafíos ambientales, estableciendo los llamados Principios de San Francisco, relativos a la integración de la Inclusión y la Sostenibilidad en la Política de Comercio e Inversión, así como al abordaje de temas relativos a la interconexión entre sus economías miembros, la Gestión de Desastres, Seguridad Alimentaria, Transición energética entre otros.
Bajo el lema «Empoderar, Incluir, Crecer» este año Lima, Perú será la sede del encuentro APEC con la presencia de líderes mundiales como los presidentes Joe Biden (EE. UU.) y Xi Jinping (China). El encuentro de este año aglomera una serie de factores geopolíticos y geoeconómicos interesantes, entre ellos, el creciente interés en América Latina como región clave en las próximas décadas en lo político, comercial y energético, la consolidación de la presencia de Pekín en América Latina -precisamente la llegada de Xi Jinping comenzaba con la inauguración del mega puerto de Chancay, ubicado en el distrito del mismo nombre a 80 kilómetros al norte de Lima, un multimillonario proyecto conjunto de China y Perú que comenzó a gestarse en el 2007, que pretende consolidarse como un hub portuario principal en el Pacífico Sur- así como el inicio eminente de una nueva era Trump – quien en campaña prometió imponer un arancel de hasta 60% a las exportaciones de China.
Destacan las masivas protestas en Lima contra los altos índices de criminalidad, la inseguridad, y la deteriorada situación económica. De hecho, Perú permitió el ingreso temporal de hasta 600 militares estadounidenses para apoyar la vigilancia. Se espera un encuentro bilateral entre Joe Biden y Xi Jinping, en el que se aborden temas de interés global, desde Taiwán, la situación en Mar de China Meridional, hasta la preocupación de EE.UU. por el creciente apoyo de China a Rusia en la guerra de agresión contra Ucrania.
La cumbre APEC será la antesala de la cumbre del G20 que se llevará a cabo del 18 l 19 de noviembre en Río de Janeiro, donde el gobierno del presidente Lula Da Silva propondrá impuestos extraordinarios a los más ricos del mundo que podría recaudar hasta USD 250 mil millones al año.
Pese al clima de imprevisibilidad que caracteriza hoy la escena global, lo cierto es que la creciente apetencia global por América Latina y el Caribe tenderá a crecer entre las superpotencias. Es fundamental la coordinación interregional, incorporando una visión de desarrollo sostenible, en favor de superar las asimetrías y trampas del desarrollo que hoy enfrentamos, orientadas a la erradicación de la pobreza, el aumento de las cadenas de valor, y la superación de las dramáticas desigualdades.