Human Rights Watch (HRW) advirtió este jueves que las autoridades locales en Tigray, en el norte de Etiopía, y las fuerzas de Amhara continuaron expulsando por la fuerza a los habitantes de esa región como parte de una campaña de limpieza étnica.
Una campaña que, según la organización no gubernamental (ONG), continúa a pesar del acuerdo de alto el fuego firmado el 2 de noviembre de 2022, tras dos años de conflicto.
«La tregua de noviembre en el norte de Etiopía no puso fin a la limpieza étnica de Tigris en el oeste de Tigray», dijo Laetitia Bader, directora adjunta para África de HRW, citada en un comunicado de la ONG de derechos humanos.
«Si el gobierno etíope está realmente comprometido a garantizar la justicia por los abusos, entonces debe dejar de oponerse a las investigaciones independientes sobre las atrocidades en el oeste de Tigray y responsabilizar a los oficiales y comandantes abusivos», agregó Bader.
HRW explicó que investigaciones recientes han encontrado que dos oficiales, previamente implicados en abusos, continúan llevando a cabo arrestos arbitrarios, torturas y deportaciones forzadas de residentes de Tigray.
Entre septiembre de 2022 y abril de 2023, HRW entrevistó por teléfono a 35 personas, testigos, víctimas de abusos y funcionarios de agencias de ayuda, quienes dijeron que las autoridades locales y las fuerzas de Amhara detuvieron a más de 1,000 personas en las ciudades de Humera, Rawyan y Adebai, en Tigray, en base a su identidad, antes de retirarlos por la fuerza entre noviembre de 2022 y enero de 2023.
El pasado mes de mayo, la organización presentó un resumen de sus conclusiones preliminares al gobierno etíope, pero no recibió respuesta, mostrando «poco interés en llevar ante la justicia a los responsables de estos abusos», avanza la ONG.
“En septiembre de 2022, un grupo de trabajo interministerial, creado por el Ministerio de Justicia de Etiopía, informó que investigaría las violaciones cometidas en el oeste de Tigray para diciembre de 2022”, recordó HRW.
“Hasta la fecha, el Gobierno no ha hecho públicos los detalles de estas investigaciones, ni ha detenido a ningún autor de violaciones graves”, agregó.
La guerra en la región de Tigray en Etiopía comenzó el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), el partido gobernante en la región en el momento del estallido de la guerra, en respuesta a un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.
Las fuerzas de Amhara no solo han luchado contra los rebeldes del FPLF, sino que también han ocupado la parte occidental de la región, territorio históricamente disputado, desde el comienzo del conflicto.
Unas 600.000 personas han muerto en los combates, según el mediador de la Unión Africana (UA) en el conflicto, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.
Además, más de 2,5 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, según la ONU.
Desde la firma del acuerdo de paz, mediado por la UA, el 2 de noviembre de 2022, los habitantes de la región se han beneficiado del restablecimiento de vuelos comerciales y servicios básicos.