El viernes 1 de marzo se organizó el funeral de Alexéi Navalny, antiguo abogado y político opositor ruso, que falleció el 16 de febrero de 2024, hecho que causó gran consternación alrededor de Europa y otras partes del mundo. En vías de demostrar su apreciación por el difunto, miles de ciudadanos rusos se movilizaron para asistir al acto funerario para rendir homenaje, a pesar de las advertencias del Kremlin de represión y detención si se tomaba participación en esta ceremonia no autorizada. Como resultado, se ha propiciado la aprehensión de más de 100 personas a lo largo de varias ciudades del país.
Siendo uno de las figuras opositoras más importantes de Rusia en los últimos tiempos, Alexéi Navalny se había manifestado directamente en contra de las acciones del presidente Vladímir Putin, acusándolo de “chuparle la sangre a Rusia» y a su partido, Rusia Unida, de «criminales y ladrones». Asimismo, como bloguero, se había ganado el reconocimiento extranjero y nacional como expositor de la corrupción de grandes corporaciones del Estado ruso y de las élites, camino que comenzó a través de su blog desde el año 2008.
El opositor había sido apresado desde enero de 2021, cuando volvía de Alemania después de haber sido tratado médicamente por envenenamiento, por no cumplir los términos de una sentencia suspendida realizada en el 2014 por malversación de fondos, (cuestión que Navalny siempre negó) de manera que se le impuso cárcel efectiva. El Servicio Penitenciario Federal de Rusia impuso que su estadía en Berlín mientras fue hospitalizado violaba las reglas de su libertad condicional al no presentarse a las inspecciones programadas. Finalmente, en agosto de 2023 fue condenado a 19 años de cárcel por cargos de financiar organizaciones y actividades extremistas, de manera que fue traslado a prisión definitivamente.
Mientras cumplía su condena, Navalny falleció en una prisión de máxima seguridad del Círculo Polar Ártico ubicada al norte de Rusia, también llamada colonia penal IK-3 o “Lobo Polar”. Según se especifica, posterior a una caminata por las instalaciones del distrito de Yamalo-Nenets, el crítico perdió el conocimiento, para que luego los servicios sanitarios de emergencia comprobaran su fallecimiento. Esta declaración no estuvo exenta de dudas y acusaciones de partidarios del político opositor que declaraban que este había sido un acto de asesinato ordenado por Putin. Sin embargo, el Kremlin negó cualquier implicación en el acontecimiento y su insinuación es «completamente inaceptable».
A pesar de que los arreglos para la ceremonia sufrieron de varios contratiempos, el funeral del difunto fue llevado a cabo en la iglesia del icono de la Madre de Dios en el distrito de Marino en Moscú. Miles de dolientes fueron a mostrar sus respetos, entre los cuales se incluyen sus padres, Lyudmila Navalnaya y Anatoly Navalny, y representantes de las embajadas de Nueva Zelanda, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Polonia y Australia.
Igualmente, a pesar del despliegue policial y las advertencia de no inmiscuirse en reuniones no autorizadas, los ciudadanos de todas formas rindieron sus respetos al difunto. Mientras se llevaba la tumba a la iglesia, los rusos presentes coreaban su nombre con flores en mano, además de escucharse gritos como “¡Rusia será libre!”, “¡no te olvidaremos!”, «No a la guerra», «Rusia sin Putin».
Fueron detenidas, sin embargo, alrededor de 128 personas en diferentes ciudades como Novosibirsk, Moscú, Voronezh, San Petersburgo, Cheliabinsk, Astracán, entre otras. Según la OVD-Info, un grupo mediático independiente ruso, entre los detenidos estaba un periodista, quien declaró que muchos de los arrestos se propiciaron cuando los detenidos intentaban viajar de otras provincias para presentarse en el velorio y otras apenas salían de sus hogares para dirigirse al evento. Sin embargo, a pesar de estos hechos, fue un homenaje pacífico.
Fuentes: Ámbito, CNN, BBC, 20 Minutos, EuroNews, El País.