Haciendo un llamado de alerta a las naciones alrededor del mundo, la Organización Meteorológica Mundial, portavoz de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua, avisó este martes 19 de marzo, que el 2023 alcanzó niveles de calor sin precedentes, con una temperatura media global cerca de 1,45 °C, aproximándose a la temperatura clave límite, 1,50°C, y con un margen de error de 0,12 °C. Siendo así, la organización ha impuesto una “alerta roja” en su informe del estado del clima de 2023, dado que estas cifras superan incluso los promedios de los años 2016 y 2020, los años más calurosos registrados en su momento.
Desde mayo de 2023, ya se había advertido que las temperaturas globales aumentarían en los próximos cinco años debido a los gases de efecto invernadero y el fenómeno natural del Niño. Igualmente, se notificó que había un 98% de probabilidad de que el próximo lustro se constituya como el más caluroso registrado. Sin embargo, se destaca que desde 2020 se había estimado que en los próximos años se podría superar, por primera vez, el umbral de 1,5 ºC de calentamiento, para el 2027, e incluso encaminarse hasta un 2,9 ºC para 2030.
Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM, ha declarado que “Aunque ya se están tomando medidas, tenemos que hacer más y tenemos que hacerlo rápidamente. Debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición hacia fuentes de energía renovables». Además, comenta “Nunca hemos estado tan cerca, aunque sea temporalmente por ahora, del límite inferior de 1,5°C establecido por el Acuerdo de París sobre el cambio climático».
La superación de este límite, que indica la cifra de aumento del calor en comparación a las cifras preindustriales, tiene grandes implicaciones sobre la superficie global, en vista de que prolongará las olas de calor, y acentuará tormentas, ciclones tropicales, inundaciones e incendios; afectando, además, a los millones de seres vivos que habitan el planeta. En este sentido, el 2023 ha batido récords en ámbitos del calor del océano, derretimiento del hielo marino en la Antártida, aumento de nivel del mar, acidificación de las aguas y retroceso de glaciares. Esto ha afectado el desarrollo socioeconómico global, y a varios ecosistemas; empeorando así la crisis alimentaria y provocando desplazamientos masivos de la población.
Sobre lo anterior, los datos demostraron que durante el año pasado un 90% del océano experimento olas de calor en algún punto determinado, además de que los glaciares han registrado la peor pérdida de hielo desde 1950; detectando que la extensión de máxima del hielo marino de la Antártida fue un millón de kilómetros cuadrados menos que el año récord anterior.
No obstante, otro de los datos más alarmantes fueron el aumento de la inseguridad alimentaria, con el duplicado de este número de personas pasando de 149 millones, antes del COVID-19, 333 millones de personas en 2023. Y finalmente, también se percibió 43,1 millones de desplazamientos infantiles relacionados con desastres vinculados al clima dentro de un clima de 6 años, advirtiendo que el 95% de los desplazamientos internos de niños fueron propiciados por.
Tomando en cuenta todos estos factores, las perspectivas para 2024 perciben temperaturas mayores en comparación a 2023, siendo que el fenómeno del Niño, después de alcanzar su pico, puede impactar más sobre las temperaturas mundiales.
Si bien el escenario es pesimista, se puede esperar que las circunstancias mejoren siempre un cuando aumente la determinación por resolver las instancias actuales, primordialmente a través del uso de energías renovables, lo cual requiere apoyo político e inversión a escala, razón por la cual se hace un llamado a todas las naciones del mundo, a seguir lo acordado en el Tratado de París. Hoy más que nunca, la acción del hombre es crucial para proteger su hábitat y los seres diversos que viven en él, de manera que se pueda vislumbrar un mundo mejor.
Fuentes: EuroNews, WMO, Atresmedia, La República, Semana, Naciones Unidas, BBC.