El 04 de abril de 2024, la Organización del Atlántico Norte (OTAN) cumplió su 75 aniversario rodeada de renovados dinamismos, tras el ingreso de Finlandia y Suecia. Sin embargo, así como asume un propósito revitalizado, también se enfrenta a múltiples desafíos provenientes de distintos flancos, desde la escalada de la Guerra de Ucrania, tras los ataques aéreos del pasado jueves, hasta el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
La ocasión, la cual fue celebrada con un pastel de cumpleaños y una banda sonora, también marca los 25 años desde el ingreso de Polonia, la República Checa y Hungría, así como los 20 años desde que los tres Estados del Báltico se unieron a la Alianza en conjunto con Eslovaquia, Rumania y Bulgaria.
En su discurso de aniversario, el Secretario General, Jens Stoltenberg, declaró que “la OTAN es más grande, fuerte y unida que nunca”.
Desde su creación el 04 de abril de 1949, tras la firma del Tratado de Washington, la Alianza transatlántica se ha expandido desde sus miembros fundadores (Estados Unidos de América, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal y Reino Unido) hasta los 32 Estados miembros actuales, los cuales se han comprometido a trabajar en unidad con el fin de salvaguardar a sus ciudadanos, tanto desde el ámbito político como el militar, por lo que se reúnen bajo los valores comunes en pro de la democracia, la libertad individual, los derechos humanos y el rule of law.
En función de lo anterior, los Ministros de Asuntos Exteriores conmemoraron el aniversario al reunirse en el Consejo OTAN-Ucrania, desde el pasado miércoles 03 de abril, en Bruselas, con el objetivo de discutir la creación de un fondo de ayuda para Kiev estimado en 100 millones de euros en 5 años. Durante las sesiones, el Secretario General declaró que la OTAN debe “asegurarse una asistencia militar fidedigna, predecible y a largo plazo para Ucrania.”
Los representantes también discutieron las implicaciones de las acciones rusas en contra de Ucrania, aunado al apoyo que obtienen de China, Corea del Norte e Irán. Los Aliados fueron acompañados por Estados socios como Australia, Japón, Nueva Zelandia, la República de Corea y la Unión Europea, con el fin de realzar la cooperación colectiva en respuesta a amenazas híbridas y cibernéticas.
En medio de las tensiones, el Kremlin ha acusado en múltiples ocasiones a la OTAN de participar directamente en la guerra a través de las actividades de suministro de armamento a Kiev, lo que, de acuerdo con Moscú, prolongará el sufrimiento de los ucranianos. Sin embargo, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha negado la existencia de planes de atacar a países miembros de la Alianza, aun cuando sí ha advertido que esta se está acercando a las fronteras de su país.
Ante aquel escenario, la promesa de seguridad colectiva del Tratado de Washington establecida, en su artículo 5, obliga a todos los países miembros a tener una respuesta unida en caso de ataque. Dicho artículo ha sido activado por única vez, tras los ataques de Al-Qaeda el 11 de septiembre de 2001, derivando en la intervención de Afganistán.
Por otro lado, en el plano político, la OTAN se enfrenta al desafío propuesto por la candidatura de Donald Trump para un segundo mandato en la Casa Blanca, por lo que ante la expectativa de los resultados electorales, los Estados miembros se han propuesto continuar con la gestión de las diferencias sobre cuán involucrada debe estar la Alianza en otras regiones como Asia, dada la rivalidad latente entre Estados Unidos y China.
Entre los hallazgos que más destacan de la OTAN desde su fundación se encuentra la campaña aérea de 1999 contra la otrora Yugoslavia, con el fin de detener la represión contra los separatistas de etnia albanesa, así como su intervención preventiva ante la posibilidad de una guerra civil en Macedonia en 2001, en función de su compromiso con la paz y la estabilidad en la región tras el fin de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín.
FUENTES: NATO, AP News, Reuters, France24