El Papa y la diplomacia

Escrito por:
Julio César Pineda
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Desde Pedro, el primer Papa del cristianismo (30-67) hasta el Papa actual Francisco, que inició su pontificado en el año 2013, han pasado 266 Papas, con la continuidad y evolución de una de las religiones más importantes y presente en toda la geografía del mundo. Cerca de 1500 millones hoy se declaran seguir las enseñanzas de Jesús de Nazaret y aceptar la fe, la doctrina con la institucionalidad y la jerarquía de la iglesia donde el Sumo Pontífice es la referencia más importante. En el Evangelio de Mateo 16,33 al 19 el Dios Hombre el Omnipotente Eterno afirmó: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” 

En su libro “Geopolítica del Vaticano” Jean Baptiste Noé afirma que el Vaticano más allá de lo religioso, es la primera potencia diplomática del mundo. Tiene representaciones en todo el universo católico, pero también en los Estados de diferente orientación religiosa. Un servicio diplomático con Nuncios y Profesionales de las Relaciones Internacionales de todos los diferentes países del planeta. El Papa, como líder de la Iglesia Católica y Jefe del Estado del Vaticano se ha convertido en la consciencia moral del Orden Mundial en su doble dimensión espiritual y temporal. Desde el 752 conformaba como Estado la Santa Sede, ha sido un actor fundamental, especialmente en la historia de Occidente. Los Acuerdos de Letrán definieron la personalidad jurídica y la territorialidad de la ciudad del Estado del Vaticano, entre la Santa Sede con el Papa Pío XI y el Estado Italiano gobernado por Mussolini el 11 de febrero de 1929 y así se sustituyó a los ancianos Estados Pontificios. Junto al acuerdo principal se adjuntaron dos más, un Concordato entre la Santa Sede y el Estado italiano que proclamaba la religión católica como religión oficial de Italia que duró hasta 1984 y un acuerdo financiero donde el Estado italiano reparaba los daños causados a la Santa Sede por la pérdida de sus antiguos territorios. Así la ciudad del Vaticano se constituía en dos partes, la Ciudad del Vaticano incluyendo la Basílica de San Pedro, el Palacio Apostólico y los Museos Pontificios. Además de un conjunto de edificios, algunos de los cuales tenían extraterritorialidad e inmunidad, como la Basílica de San Juan de Letrán, sede episcopal del Papa en su calidad de Obispo de Roma. Actualmente tiene el Vaticano unas 4000 personas donde sólo la mitad tiene nacionalidad vaticana, que en definitiva es una nacionalidad funcional y temporal, mientras dure el servicio de la persona a la Santa Sede. Las dos soberanías, la del Vaticano y la de la Santa Sede, tienen dos administraciones diferentes, la moneda del Estado es el Euro, pero con la efigie del Papa, la lengua oficial junto al latín es el italiano, pero el francés sigue siendo el idioma de comunicación diplomática de permanente uso de la Santa Sede. No es el Estado del Vaticano, sino la Santa Sede quien representa la Diplomacia y ejerce el derecho de legación, donde la soberanía internacional es una soberanía original anterior e independiente de todas las otras. Ese derecho de legación viene desde el Imperio Romano y no dependían de los Acuerdos de Letrán.

La estructura diplomática pontifical tiene el doble carácter eclesiástico y diplomática fundamentada en las reglas de Derecho Canónico y de Derecho Internacional Público. La Secretaría de Estado y el cardenal Secretario de Estado es quien gobierna la Santa Sede y quien dirige la diplomacia pontificia y las Relaciones Internacionales, representa un 9%, son cerca de 150 funcionarios y el Secretario de Estado es quien dirige esta diplomacia, pero también tiene funciones de un Primer Ministro y de un Ministro de Asuntos Extranjeros, escogidos por el Papa casi siempre entre los Nuncios Apostólicos que son sus Embajadores. Así es el caso del actual Secretario de Estado, Pietro P arolin, quien fue Nuncio Apostólico en Venezuela. Como todo Ministro de Relaciones Exteriores recibe a los Jefes de Estado en visita oficial a la Santa Sede antes que el Papa y a los Embajadores acreditados con sus cartas credenciales, representa la Santa Sede en las grandes discusiones y negociaciones internacionales y es el vocero del Papa en todas las materias de Relaciones Exteriores. Junto al personal diplomático tiene las inmunidades y privilegios de toda la diplomacia estatal como todo Estado tiene un derecho de legación, por su soberanía internacional. Los Nuncios Apostólicos son los Embajadores permanentes del Papa igual que los Embajadores de los Estados, como lo estableció el Reglamento de Viena de 1815 y lo recoge la vigente Convención de Viena de 1961 sobre Relaciones Diplomáticas.

En los últimos tiempos, con Papas tan mediáticos como Juan Pablo II y ahora el Papa Francisco, no escapa del Vaticano ningún tema de la agenda internacional como más allá del compromiso permanente de la Iglesia Católica y sus fieles. Como en las grandes naciones, el micro Estado del Vaticano con apenas (hab y km) ha privilegiado siempre la formación de sus diplomáticos en el dominio de los idiomas y el conocimiento de la historia y geografía mundial, incluyendo la economía, la política y las negociaciones. Desde 1701, bajo el Pontificado de Clemente XI, la Iglesia consciente de la importancia de la relación entre los pueblos y entre los gobiernos creó la primera Academia Diplomática y las primeras misiones de representación, con el reconocimiento de las inmunidades y privilegios para los enviados en misiones permanentes o especiales y para los agentes diplomáticos acreditados ante la Iglesia. En los países cristianos y es el caso de Venezuela, el Embajador del Vaticano con su representación como “Nuncio”, también tiene el reconocimiento de Decano del Cuerpo Diplomático acreditado ante el país.

El Papa actúa en su doble función de representante de una Iglesia pero también de un Estado Soberano que con sus (hab y km) es escuchado y seguido atentamente por todas las Cancillerías del mundo. Desde que se creó las Naciones Unidas desde 1945, diferentes Papas han intervenido tanto en la oficina de la ONU en Nueva York como en las Agencias Especializadas de todo el Sistema Internacional. En instituciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Diplomacia vaticana es invocada permanentemente por el aporte de Papas como León XIII (1878-1903) y su Encíclica “Renum Novarum” que influyo tanto en los movimientos sindicales del mundo y fue fuente de inspiración para los movimientos políticos social cristianos, este Papa conocía la Diplomacia porque fue Embajador en Bélgica. El Papa “Bueno”, Juan XXIII a quien conocimos en Caracas en su viaje de (año), había trabajado como diplomático en Francia y fue un intermediario importante en la disputa en la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la Crisis de los Misiles de Cuba en 1963. Inició un acercamiento hacia el mundo árabe y al antiguo mundo comunista. Fue extraordinaria la labor diplomática y evangélica de Juan Pablo II con sus numerosos viajes a todo el mundo y el acercamiento a otras Iglesias y comunidades, dentro de un nuevo espíritu económico. Precisamente fue el primer Papa en visitar Cuba en la era de los Castro y facilitar la apertura del régimen a la práctica religiosa. El inmenso trabajo de Juan Pablo II le permitió a Benedicto XVI, conocedor de la historia y la diplomacia europea, abrir vínculos con Rusia y diferentes países del Medio Oriente como Persia y del Mundo Árabe. Precisamente, una sorpresa diplomática en un mundo donde se pide la alternabilidad en el Poder fue la renuncia al Papado de este Papa, convirtiéndose El Vaticano en el centro de la opinión pública mundial. El último Pontífice en separarse de su cargo fue Gregorio XII en el año 1415. De los 265 Papas en forma voluntaria han renunciado solo Celestino V en 1294 y Benedicto XVI. Este micro Estado, con 750 mts2 y una población cercana a los mil habitantes, tiene una influencia determinante como religión y como Estado.

El Vaticano está gobernado por el Papa, cuyo ejercicio siempre terminaba con su muerte. Benedicto XVI sorprendió al mundo. Su Pontificado termina el próximo 28 de febrero del 2013 a las 8:00 pm. ¡Que coherencia tan extraordinaria la de este Papa!, porque ya lo había declarado en el 2010, en su libro «Luz del Mundo». Agradeció a todos por el amor y el trabajo, pero también pidió perdón por sus defectos. Cuantos presidentes, primeros ministros, monarcas, aferrados al gobierno incluso destruyendo la calidad de su vida, deberían seguir este ejemplo. Se retiró a un Monasterio de Clausura para la oración, la lectura y la escritura. Estuvo en el consistorio pero no en el cónclave para elegir al nuevo Papa. No quiso influir en la selección cardenalicia de su sucesor. La renuncia del Papa está prevista en el Derecho Canónico, como en las constituciones del mundo «Se requiere para su validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente». Solo faltaba después de su manifestación pública la Carta de renuncia oficial al Colegio Cardenalicio. 

La elección del Papa Francisco con todos sus antecesores estuvo al margen del marketing político o mediático, para los creyentes fue el espíritu santo quien decidió por intermedio de los cardenales en el Cónclave y para el mundo la decisión fue anunciada con el tradicional humo blanco de la chimenea del tejado del Vaticano. Este Papa representó al 42% de los católicos del mundo que está en América Latina y como Benedicto XVI, el alemán y Juan Pablo II, el polaco, también rompía la tradición de los pontífices italianos. 

Los cristianos del mundo y el mundo de todas las religiones e ideologías seguirán atentos a la Diplomacia Vaticana y a la máxima autoridad de la Iglesia Católica su Santidad el Papa.

Para los interesados en la historia de la Iglesia recomendamos el libro de Claudio Rendina  “l PAPI” Da San Pietro a Papa Francesco Storia e Secreti. De cuyo libro el periódico italiano La República señalaba “ Non solo per chi ama Roma ma per chi ama la storia.

Es la historia de los pontífices desde el origen hasta la elección de Francisco , el Papa de la esperanza. 

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