El presidente argentino de ultraderecha, Javier Milei, cumplió 100 días en la Casa Rosada este 19 de marzo envuelto tanto en controversias como en felicitaciones, tras alcanzar el superávit fiscal de enero y febrero de 2024, hito que no se había logrado en el país sudamericano desde 2011. El que alguna vez fue considerado como un outsider de la política argentina, y quien durante su campaña electoral hizo particular hincapié en la recuperación económica sin importar su costo de ajuste, actualmente ha sacudido el sistema tradicional de partidos del país y las políticas económicas tradicionales.
El inicio de su gestión estuvo caracterizado por un fuerte ajuste económico con el objeto de equilibrar la deuda pública y alejar el riesgo de una escalada inflacionaria que derivara en hiperinflación. En contraposición, hubo una caída de la actividad y de los ingresos.
A pesar de esta noticia fiscal, desde la llegada de Milei al poder, los argentinos han sufrido de una caída salarial, la cual se aúna a una inflación de alrededor del 13%, en un contexto en el que la mitad de los argentinos se encuentran por debajo de los índices de la pobreza. De esta manera, las políticas económicas, tales como la liberación de los precios y de los contratos de alquileres, afectaron de manera peyorativa el poder adquisitivo de la ciudadanía, quien presencia una devaluación aletargada del peso y el aumento acelerado de los precios.
Desde que se dio inicio a su campaña electoral, Milei se ha propuesto una meta compleja de alcanzar: el déficit cero a finales de 2024. Esta meta, señalan los expertos, requiere de un ajuste del ambiente político y económico de Argentina poco flexible, rumbo que ha asumido a través de diversas acciones, tales como la reducción brusca del déficit fiscal, la estabilización del dólar post devaluación, la eliminación o reducción a secretarías de casi la mitad de los ministerios que conformaban la estructura del Estado, la interrupción de obras públicas, y el cese de financiamiento del Fondo de Incentivo Docente, el cual financiaba desde el Estado una fracción de los salarios a los maestros del país.
En cuanto a la gobernabilidad, la administración de Milei ha protagonizado diversas disputas políticas con los líderes de las distintas provincias de Argentina, dado que posee la minoría de representantes tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, razón por la que no ha logrado generar consensos con los miembros de la oposición, más allá del bloque de Propuesta Republicana (PRO). Sin embargo, dado el panorama, el presidente argentino propuso una reunión con los gobernadores del país, la cual denominó “Pacto de Mayo”, con el objetivo de entablar negociaciones que lleven al consenso político, bajo la condición de volver a revisar una propuesta de Ley de Bases más moderada.
A pesar de lo anterior, las encuestas señalan que los índices de aprobación de Milei se han mantenido a pesar de los fuertes ajustes económicos, sociales y políticos, así como de la falta de consenso con miembros de la oposición. Los expertos señalan que el tiempo y los logros del presidente autodenominado libertario a medio plazo son los elementos que definirán si su popularidad se mantiene de cara a los comicios de mitad período del año próximo.
Otra de las características de los primeros 100 días de Milei en el poder fue el uso indiscreto de plataformas de redes sociales, como Instagram y X (antiguo Twitter), por parte del mandatario, lo cual ha ocasionado múltiples polémicas, dada la publicación y “likes” que ha efectuado en burla de diputados argentinos y sus familiares, así como un método de represalia por sus decisiones políticas.
Por otro lado, la política exterior de Argentina ha asumido nuevos lineamientos desde la llegada de Milei a la Casa Rosada, al pasar a un segundo plano dentro de la agenda del Estado. Sin embargo, una de las novedades más relevantes en cuanto al panorama internacional es la negativa de Buenos Aires para ingresar al grupo BRICS, a pesar de haber sido elegido por los miembros para ser anexado, dada la intención de Milei de no generar alianzas estratégicas con Rusia, China y Brasil, a pesar de la importancia económica que éstos representan para su país. Por el contrario, el presidente ha redirigido su interés geopolítico a Estados Unidos e Israel, así como a Italia y el Vaticano, con el fin de reanimar la relación con el papa Francisco.
En cuanto a temas culturales, de educación y de las ciencias, la Administración de Milei ha sido abiertamente criticada, dado que, por un lado, busca abogar por la privatización de todo el sistema educativo argentino bajo la premisa de su mejoramiento, mientras que por el otro se desacredita el trabajo de los investigadores científicos, así como del sector cultural del país, eliminando o acortando el presupuesto para dichas áreas.
FUENTES: The Economist, France 24, La Nación, El País, Forbes México