El pasado 3 de abril de 2024, a las 8:00 horas de la mañana, se reportó un terremoto de magnitud 7.4 en la escala de Richter en la costa este de Taiwán, representando el evento telúrico más fuerte vivido en la isla en los últimos 25 años. El epicentro del sismo se ubicó a 18 kilómetros al sur del condado rural de Hualien, a unos 150 kilómetros de la capital, Taipéi. Debido a la fuerza del evento, sus efectos se sintieron incluso en Shanghái, China, y en otras varias provincias localizadas en la costa sureste de la misma. Por su parte, países como Filipinas y Japón, instaron a sus ciudadanos ubicados en las costas y en la isla de Okinawa, respectivamente, a refugiarse en zonas altas hasta que se levanten todas la alertas de tsunami, que se emitieron poco tiempo después de lo sucedido en Taiwán.
Por el momento, en cuanto a las afectaciones humanas, se reportan alrededor de 1.100 personas heridas, 10 fallecidas, más de 40 desaparecidos y aproximadamente 700 personas varadas, según dijo la Agencia Nacional de Bomberos de Taiwán. Sobre esto último, se conoce que tres excursionistas fueron golpeados por rocas en un sendero del Parque Nacional de Taroko, según la Agencia Central de Noticias, mientras que otra persona perdió la vida a causa de un desprendimiento de rocas cercano al túnel de Daqing Shui.
En cuanto a los daños materiales, se reportó el derrumbamiento de las plantas de diversos edificios, al igual que se interrumpieron los servicios de trenes, adicional a cortes de energía e internet a lo largo de todo el territorio. A partir de información dada por el departamento de bomberos de la isla, se ha notificado el derrumbamiento de un edificio en su totalidad, 67 con daños considerables, y alrededor de 15 edificaciones en estados cercanos al colapso.
Por supuesto, después del movimiento de tierra inicial, siempre se suscitaron temblores posteriores, y en este caso, se han reportado al menos 40 réplicas con una magnitud promedio de 4 y 5, alcanzando incluso el 6.5, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). A pesar de que el momento de terror ya ha pasado, situaciones de tensión y preocupación se siguen suscitando, pues las misiones por parte de equipos de rescate para salvar a individuos atrapados entre escombros siguen en pie, así como aquellas personas desaparecidas y varadas. Estos intentos de rescate se han focalizado en las siguientes zonas: en la cantera de Heping en Hualien, donde fueron rescatados 64 individuos; la cantera de Zhonghe, donde fueron salvados 6 ciudadanos, pero con la pérdida de una vida, y el Parque nacional Taroko, donde se informó de 50 trabajadores de hotel que habían estado atrapados en el desfiladero.
Ciertamente, el ubicarse en el conocido “Anillo de Fuego” del Pacífico, una línea de fallas sísmicas que rodea el Océano Pacífico y donde ocurren 90% de los seísmos del mundo, hace a Taiwán una zona extremadamente propensa a presenciar actividades sísmicas constantes y a ser víctima de fuertes liberaciones de tensión entre dos de las varias placas tectónicas que componen el “Anillo de Fuego”, siendo estas: la Placa Euroasiática y la Placa del Mar de Filipinas. Un ejemplo de lo peligrosos que llegan a ser los movimientos tectónicos en esta isla, es el terremoto de 1999, de una magnitud de 7.7, que acabó con la vida de unas 2.400 personas y dejó a más de 100.000 heridos.
No obstante, esta misma condición exige que sus ciudadanos estén debidamente preparados para estas instancias, hecho que no se puede negar en el caso de la isla taiwanesa. Siendo así, la isla ha sido precavida en aplicar códigos de construcción adecuados para prevenir la caída de los edificios, a través de sistemas de amortiguación de masa sintonizada, y se han asegurado de cultivar una educación pública sobre seguridad en caso de terremotos.
Fuentes: National Geographic, BBC, EuroNews, CNN, The Conversation, La Nacion, The New York Times.