345 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria a finales de 2023 y principios de 2024 

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Revista Diplomacia
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La inseguridad alimentaria se ha visto en aumento incluso antes de la pandemia de la COVID-19, siendo particularmente exacerbada por el cambio climático, en tanto que fenómeno mundial, así como por las condiciones climáticas extremas particulares de cada Estado, y por los conflictos internacionales. 

En el 2023, agencias internacionales han sonado las alarmas de manera continua sobre el aumento de la crisis alimentaria que ha sumido a millones de personas en la hambruna extrema, la malnutrición y en las amenazas para la salud en general. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en su reporte emitido en julio del año pasado sobre seguridad alimentaria mundial y nutrición, al menos 345 millones de personas se enfrentan a la hambruna, un aumento de aproximadamente 122 millones de personas en comparación a los años pre pandémicos; mientras que las subregiones africanas, el Caribe y ciertas regiones de Asia han presentado el aumento mayor en cuanto a niveles de hambruna se refiere, lo cual ha derivado en que, a nivel mundial, 3.1 billones de personas no están en capacidad de acceder a una dieta saludable, es decir, aproximadamente el 42% de la población. 

Desde el inicio de la Guerra de Ucrania en febrero de 2022, muchos países que otrora dependían del grano ucraniano se han visto sumidos en una crisis inflacionaria por el aumento de los precios de los alimentos, dada la caída sustancial de la oferta en comparación con la demanda. Rusia, uno de los grandes exportadores de trigo, y Ucrania, uno de los productores principales de maíz, son dos de los actores estratégicos en cuanto a la producción de estas materias primas, por lo que tras las acciones bélicas de principios de febrero, los precios de ambos rubros se han visto en aumento, derivando en el shock general de los mercados globales y empujando a que otros países produjeran mayor cantidad de materia prima destinada a satisfacer las demandas locales, evitando su exportación. 

Asimismo, los recientes ataques en el Mar Rojo por parte de los Houthi, grupo rebelde con base en Yemen, han paralizado la cadena de suministro a través del Canal de Suez, forzando a los exportadores de la región Del Mar Negro a considerar rutas alternativas pero a mayores costos operativos. Se estima que desde el inicio de los ataques, los volúmenes de comercio en el Canal de Suez han disminuido en un 40%, lo cual ha interrumpido el flujo de suministro de alimentos y distintos rubros desde Europa, Rusia y Ucrania; en consecuencia, los precios de los productos importados para los consumidores se han visto en aumento, mientras que el pago para los productores disminuye, apuntando a una gran amenaza a los ya frágiles sistemas de alimentación de algunos países y a la volatilidad del mercado. 

Aunado a lo anterior, las condiciones climáticas extremas, dado el fenómeno del cambio climático, tales como las olas de calor extenuantes, las sequías extremas o las inundaciones, han afectado la producción de alimentos, así como las cadenas de suministros. El 2023 fue catalogado por expertos como el año más caliente registrado en el planeta Tierra, coincidiendo con el fenómeno climático de El Niño, la elevación del nivel de los océanos y su temperatura, así como con sequías y tormentas que alteraron la producción agrícola y pesquera, empujando a más individuos a un estado de pobreza y hambruna. 

A nivel mundial el impacto del cambio climático se ha vuelto cada vez más evidente, así como la erosión de la seguridad alimentaria en todos los frentes: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad. Expertos señalan que en el futuro se puede esperar un aumento de las temperaturas y de los niveles de CO2 atmosféricos, lo que llevaría a una disminución del valor nutricional de los alimentos, a cosechas más pequeñas y a una mayor inflación en función del precio de los alimentos.  

Sin embargo, otro de los elementos que ha influenciado a la crisis alimentaria es la forma en la que se producen y procesan los alimentos. Según expertos en el área, se estima que el sistema global de comida es responsable por un tercio de las emisiones de gases invernaderos, siendo superado únicamente por el sector energético, dado que es la fuente principal de la emisión del gas metano y de la pérdida de la biodiversidad, por lo que de no encontrar y establecerse una alternativa de producción, se estima que para 2030, 43 millones de personas, en África únicamente, han de caer en la pobreza extrema. 

FUENTES: International Food Policy Research Institute, Mongabay, El Banco Mundial, World Food Programme.